
La historia de la Física Mental en Ecuador es, en esencia, la historia de Juan Cueva García, un hombre cuya vida de lucha y visión lo llevó a convertirse en el portador de una sabiduría milenaria.
Nacido en Loja en 1876, la vida de Cueva García fue una de constantes desafíos. Como abogado, se mudó a Guayaquil y, en 1907, se vio envuelto en la revolución contra el presidente Eloy Alfaro. Esta participación lo llevó a ser encarcelado y a enfrentar una posible ejecución, de la cual escapó milagrosamente huyendo a Panamá. Este evento marcó un antes y un después en su vida, llevándolo a un camino inesperado.
Fue en la ciudad de Nueva York, mientras trabajaba como vicepresidente del Ferrocarril de Guayaquil y Quito, donde el destino lo puso frente a Edwin J. Dingle, el maestro inglés que había fundado la ciencia de la Física Mental. Juan Cueva García no fue solo un estudiante más; se convirtió en un «dilecto discípulo» de Dingle, asimilando la esencia de la disciplina y haciéndola parte de su propia conciencia.
Su compromiso con esta nueva ciencia lo impulsó a una misión extraordinaria: llevarla a su tierra natal. En 1934, Juan Cueva García introdujo la Física Mental en Ecuador. Su primer gran paso fue traducir al español el «Curso Iniciático y la Cámara Interna», democratizando así un conocimiento que hasta entonces solo estaba disponible en inglés. Tres años después, en 1937, fundó legalmente el Instituto de Física Mental «Juan Cueva García» en Quito, consolidando la disciplina en el país.
El Dr. Cueva García se dedicó a su labor como maestro, guiando a cientos de personas y enriqueciendo sus vidas con las enseñanzas de la Física Mental. El instituto, que comenzó en el centro histórico de Quito, se expandió y continuó su misión incluso después de su trágico fallecimiento en 1951. Su legado trascendió su muerte, y sus discípulos continuaron su labor, asegurando que la luz de esta sabiduría milenaria siguiera brillando en Ecuador, un testimonio de la visión y el espíritu inquebrantable de Juan Cueva García.